Típicamente por un accidente de coche en el que se padece un choque frontal. El impacto frontal induce la flexión excesiva del cuello y, justo después, la fuerza de reacción causa su total extensión. Además, todo ello se produce muy rápidamente, sin que dé tiempo a que la musculatura ejerza su función protectora.
Antiguamente, la extensión del cuello podía ser tan excesiva que podía producir fracturas de las vértebras cervicales e incluso afectación de la médula y muerte. Los coches modernos están provistos de reposa cabezas en los asientos justamente para limitar la amplitud de la extensión del cuello y evitar ese riesgo.
Suele hacerse mediante la historia clínica y la exploración física. La radiografía sólo sirve para descartar la existencia de fracturas o luxaciones en las vértebras cervicales.
Tratamiento
Por lo general este problema no representa riesgo para la vida, pero la falta de atención puede ocasionar un padecimiento crónico, por lo que debe existir apego al tratamiento prescrito por el fisioterapeuta, quien dará indicaciones para que el accidentado evite posiciones que generen dolor y para que la musculatura fatigada o atrofiada repose. Estas instrucciones pueden ser variadas, dado que cada caso es diferente.
Por lo general, las lesiones leves requieren aplicación de compresas frías las primeras 48 ó 72 horas para disminuir la inflamación, reposo en cama, suspensión de actividades físicas intensas o deportivas de 2 a 3 semanas, masaje cervical y ejercicios de rehabilitación tras 14 días o más del incidente. En ocasiones se llega a inmovilizar el cuello durante algunos días.
En casos más severos se requerirá el uso de collarín blando durante 3 ó 4 semanas, si bien la actividad muscular del cuello se deberá reiniciar una vez que los síntomas se reduzcan; además, el reposo en cama por algunos días es obligatorio, así como masajes para aliviar la tensión y ejercicios progresivos en cuello y brazos. Las actividades físicas intensas se evitarán durante la inmovilización.
Igualmente, se aconsejan posturas de reposo en las que el cuello se mantenga vertical; por ejemplo, se recomienda sentarse en sillones con cabecera que ayuden a sostener la cabeza, dormir boca arriba colocando una almohada o cojín que evite estiramientos y, en general, se erradicarán posiciones que tensen los músculos de la nuca, hombros y espalda alta, ya que favorecen la compresión entre las vértebras.
También se pide al paciente no inclinar la cabeza hacia adelante para realizar actividades como coser o escribir, pero si estas posiciones no pueden evitarse por completo, se efectuarán moderadamente y se interrumpirán a la menor sensación de fatiga o de dolor para descansar.
Asimismo, se requiere control del paciente para evitar giros bruscos de rotación, como mirar hacia atrás por una llamada o un ruido.
La termoterapia es otro recurso empleado en la rehabilitación, sobre todo cuando el dolor resulta muy intenso; consiste en la aplicación de calor, húmedo o no, como analgésico y relajante, que además aumenta el flujo sanguíneo en articulaciones rígidas o músculos que sufren contractura. Para lograr estos beneficios también puede emplearse la electroterapia, en donde el calentamiento de la región se efectúa vía microondas, por rayos infrarrojos o con fomentos de agua tibia o caliente.
Por último, cabe recordar que la prevención es la mejor manera de evitar este problema, de modo que se recomienda a los deportistas prepararse adecuadamente y recurrir a ejercicios de calentamiento para minimizar el riesgo de lesiones, y a los automovilistas no sólo conducir con prudencia sino también que procuren que su vehículo tenga asientos con reposacabezas y, por supuesto, que utilicen adecuadamente el cinturón de seguridad.