La Osteopatía está especialmente indicada en niños, ya que la etapa
desde el nacimiento hasta la pubertad es la que más acusa las
influencias internas y externas. Al ser en estos años donde la
evolución y crecimiento es aún un hecho, donde numerosas estructuras
están en formación y consolidación, es el tiempo donde la Osteopatía
puede aportar ventajas definitivas. El niño tiene unos potenciales
altísimos de adaptación y corrección. Estos son aprovechados por el
osteópata, para incidir de forma sutil, suave, nada agresiva y con un
profundo respeto hacia la naturaleza innata del niño.
La Osteopatía es como la Homeopatía dos disciplinas que pueden ayudar
al niño en numerosas patologías y que no presentan ningún efecto
secundario ni nocivo.
La Osteopatía Cráneo-Sacral en niños
Signos tan habituales, y a veces poco tenidos en
cuenta como los siguientes, pueden tener origen en desarreglos en la
capacidad de movilidad de los huesos craneales o en tensiones fasciales
periféricas, sin que ello sea considerado como “patológico” por la
Medicina convencional.
Nombramos algunos de ellos:
- Lloro excesivo antes de las comidas, tal vez no es un rechazo
caprichoso a la comida, es posible que el niño esté intentando
informarnos de que su diafragma está en espasmo y que comer supone un
esfuerzo por una falta de apertura del conducto esofágico del
diafragma. Muchas veces la causa puede estar lejos de la zona visceral
digestiva y hallarse relacionada, por ejemplo, con el nervio
responsable de las funciones neurovegetativas digestivas, el nervio
vago, en su salida craneal, en el agujero rasgado posterior entre los
huesos occipital y temporal. Compresiones en esta zona pueden alterar
la función digestiva, ser causa de náuseas y otras alteraciones. El osteópata puede corregir estas tensiones y mejorar la relación entre niño-alimento.
- Dificultades en conciliar el sueño, pueden ser debidas a
compresiones craneales sutiles que alteran los procesos circadianos del
hipotálamo. El osteópata libera estas compresiones y facilita la inducción del sueño.
- Esa tendencia que no agrada en muchas ocasiones a los padres de
ver que el niño se chupa el dedo en una edad ya avanzada, es un
mecanismo inconsciente para intentar bombear el paladar y corregir
alguna disfunción de la bóveda craneal que puede estar repercutiendo en
tensiones en otras partes del cuerpo. El reflejo de succión , es una
técnica inconsciente del bebé para facilitar el bombeo craneal, después
de la compresión sufrida por el parto. El mantenimiento de esta acción
en los años siguientes por parte del niño, puede ser una manifestación
de que existe alguna necesidad de mantener los bombeos.
- Un déficit de atención o dificultades en el aprendizaje o
problemas de comunicación pueden ser debidos a pequeñas alteraciones
craneales.
- Ciertas posturas que adopta el niño, por ejemplo al estudiar, y
que a veces observan los padres, es muchas veces el sistema de
compensación natural que encuentra el niño a desviaciones de la columna
que se están produciendo. El osteópata puede detectarlas y determinar si el origen es craneal,
por ejemplo, por una ligera torsión del occipital, que provoca la
rotación de la primera cervical con el cual se articula. Esa rotación
de la vértebra provocará la adaptación de las siguientes, pudiendo ser
causa de escoliosis.
Por tanto, el trabajo osteopático no sólo está enfocado a niños
con trastornos claros, donde los síntomas se hacen evidentes, sino
también para aquellos que lloran más, les cuesta comer o dormir, que
son más proclives a contraer enfermedades, etc. En ocasiones se acepta
que ese niño es de una determinada manera, sin buscar la causa y, por
tanto, sin buscar el remedio.
A veces sólo se trabaja de manera preventiva, para evitar que
pequeños trastornos se conviertan en enfermedades serias en un futuro.
La información de las posturas intrauterinas es de gran ayuda para el osteópata en el tratamiento posparto.
En caso de daño prenatal, es indispensable tratar al bebé tan pronto
como sea posible, dentro de las veinticuatro horas siguientes al parto.
Esta primera intervención es tan importante como las visitas periódicas
durante los primeros años de crecimiento, a la vez que se hace un
seguimiento con el pediatra.
Las fontanelas craneales se cierran hacia el final del segundo
año, y el cerebro triplica su tamaño en este tiempo. El córtex cerebral
no está formado aún hasta los dos primeros meses de vida, es decir la
parte cognitiva del bebé está por desarrollarse, y por tanto podemos
ayudar a que el desarrollo neurológico en este tiempo sea óptimo.
El trabajo de un osteópata consiste en equilibrar las membranas,
suturas y líquidos, con el fin de evitar una afectación en el
crecimiento del cerebro subyacente.
Con la osteopatía craneal se actúa sobre el sistema nervioso
(también sobre los nervios craneales); sobre la linfa, por tanto sobre
el sistema inmunitario; sobre cada una de las estructuras del cuerpo y
sobre el sistema vascular.
Las lesiones craneales afectan al cinturón escapular y pélvico, ya
que el cuerpo posee fascias que interrelacionan estructuras a
distintos niveles, por ello nunca hay lesiones aisladas.
Es importante la observación por parte de los padres: si el niño
mueve los dos brazos y piernas por igual, si es inquieto o tranquilo,
si aprende a hablar pronto, su forma de caminar, etc. Todos estos datos
ayudan al osteópata en su trabajo.
Algunas de las indicaciones para el bebé, sería en los siguientes casos:
◙ Alteraciones traumáticas óseas, tales como subluxación congénita
de cadera, problemas del paladar asociados al labio leporino ( en el
trabajo sobre el maxilar postquirúrgico), deformación craneal, etc.
Otras alteraciones “no traumáticas” como:
◙ Mala oclusión dental
◙ Problemas de succión de leche materna
◙ Estrabismo
◙ Sinusitis
◙ Dolor de cabeza
◙ Problemas de vías respiratorias
◙ Estreñimiento / Diarrea
◙ Problemas de comportamiento y aprendizaje
◙ Trastornos del sueño
◙ Hiperactividad
◙ Escoliosis, etc.
… Y todo lo expuesto en el artículo
Es habitual encontrar a padres inquietos ante la
idea de llevar a un terapeuta a su hijo recién nacido. Esto ocurre
hasta que se conoce la manera tan sutil de actuar en una sesión de
este tipo, en la que las manos del profesional “escuchan” las distintas
partes del cuerpo del niño, haciendo las correcciones oportunas con
idéntica suavidad. Se suele pedir la colaboración de los padres,
apoyando con su presencia.
Una de las bases de la medicina natural es la de la prevención, y
¿por qué no prevenir lo antes posible? En países como Francia, Bélgica,
Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos, es habitual este trabajo desde
los primeros días o meses de vida de los bebés. De esta manera evitamos
la cronicidad de enfermedades futuras, sin padecer molestos síntomas
durante años y abreviando el número de sesiones para restablecernos.
Deseamos que, con la colaboración de todos, podamos estar a la
altura de otros países, y que el conocimiento osteopático llegue más a
los hogares, para que nuestros hijos puedan beneficiarse de todas sus
virtudes. Para que recuperemos nuestras miradas a los potenciales
heredados de nuestra propia Naturaleza esencial.
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Liberación del Diafragma
Respiratorio (izquierda) y corrección del hueso frontal (derecha).
El diafragma es el músculo encargado de la respiración, pero
además tiene relación directa con el sistema de vísceras. Las tensiones
del diafragma pueden afectar al sistema digestivo del niño. |
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Balanceo de sacro y occipital para liberar
tensiones en ambos y en el tubo dural que los une. La colaboración de
los padres en la Técnica Cráneo-sacral, es muy recomendable. Facilita
los procesos de integración del niño, a la vez que da tranquilidad a él y
a los padres. |
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La osteópata ha de poder
adaptarse, a la hiperactividad del niño. La capacidad de trabajar en
diferentes posturas, y de hacer participar a los Padres.
Fuente:http://www.centrokineos.com/osteopatia-infantil.html
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